13- Estoy que Soy, Esto te Doy

A veces te pregunto “¿por qué yo?”
y sólo me respondes “porque quiero”. 

Es un misterio grande que nos llames
así, tal como somos, a tu encuentro. 

Entonces redescubro una verdad:
mi vida, nuestra vida es tu tesoro. 

Se trata entonces, sólo de ofrecerte
con todo nuestro amor esto que somos. 

¿Qué te daré? ¿Qué te daremos
si todo, todo es tu regalo? 

Te ofreceré, te ofreceremos
esto que somos,
esto que soy, eso te doy. 

Esto que soy, esto es lo que te doy. 
Esto que somos, es lo que te damos. 
Tú no desprecias nuestra vida humilde,
se trata de poner todo en tus manos. 

Aquí van mis trabajos y mi fe,
mis mates, mis bajones y mis sueños,
y todas las personas que me diste
desde mi corazón te las ofrezco. 

Vi tanta gente un domingo de sol,
me conmovió el latir de tantas vidas,
y adiviné tu abrazo gigantesco,
y sé que sus historias recibías. 

Por eso tu altar luce vino y pan:
son signo y homenaje de la vida,
misterio de ofrecerte y recibirnos,
humanidad que Cristo diviniza.

  MI

A veces te pregunto “¿por qué yo?” 

  DO#m

y sólo me respondes “porque quiero”. 

   LA                          FA#m

Es un misterio grande que nos llames 

 MI

así, tal como somos, a tu encuentro. 

 

Entonces redescubro una verdad: 

mi vida, nuestra vida es tu tesoro. 

Se trata entonces, sólo de ofrecerte 

con todo nuestro amor esto que somos. 

 

          SI            DO#m

¿Qué te daré? ¿Qué te daremos 

         LA           MI

si todo, todo es tu regalo? 

         SI           DO#m

Te ofreceré, te ofreceremos 

         SOL#m

esto que somos, 

         LA SI        MI LA DO#m

esto que soy, eso te doy. 

 

 

Esto que soy, esto es lo que te doy. 

Esto que somos, es lo que te damos. 

Tú no desprecias nuestra vida humilde, 

se trata de poner todo en tus manos. 

 

Aquí van mis trabajos y mi fe, 

mis mates, mis bajones y mis sueños, 

y todas las personas que me diste 

desde mi corazón te las ofrezco. 

 

 

Vi tanta gente un domingo de sol, 

me conmovió el latir de tantas vidas, 

y adiviné tu abrazo gigantesco, 

y sé que sus historias recibías. 

 

Por eso tu altar luce vino y pan: 

son signo y homenaje de la vida, 

misterio de ofrecerte y recibirnos, 

humanidad que Cristo diviniza.